La capital panameña fue escenario este viernes de una masiva manifestación en protesta por la detención de líderes sindicales, en lo que marca una escalada en el conflicto entre el movimiento obrero y el gobierno derechista de José Raúl Mulino. La crisis, que comenzó hace casi un mes, amenaza con profundizarse tras los recientes arrestos de prominentes figuras sindicales.
Detenciones controvertidas y asilo político
La situación alcanzó un punto crítico con la detención de dos dirigentes clave del Suntracs (Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Construcción y Similares):
- Genaro López, histórico líder sindical, arrestado el jueves
- Jaime Caballero, detenido la semana anterior
- Saúl Méndez, líder principal del sindicato, quien buscó asilo en la embajada de Bolivia
Una protesta pacífica con mensaje contundente
Los manifestantes, portando banderas panameñas, marcharon pacíficamente por la avenida costanera hacia la sede gubernamental. «Nuestros dirigentes han sido brutalmente reprimidos por el gobierno porque no tolera que alcemos nuestra voz de protesta en contra de toda esta política neoliberal», declaró a la AFP el sindicalista Héctor Hurtado.
Escalada de tensiones y acusaciones cruzadas
La crisis se ha intensificado con:
- Allanamientos a locales sindicales por policías encapuchados
- Órdenes de arresto contra otros dirigentes no identificados públicamente
- Acusaciones de blanqueo de capitales contra los detenidos
«Hay persecución política en el país, tenemos compañeros ya aprehendidos que están procesados sin pruebas suficientes», afirmó Ronaldo Ortiz, dirigente de Frenadeso.
Un conflicto multifacético
Las protestas se han extendido por múltiples sectores y causas:
- Huelga de trabajadores de la construcción
- Paro de trabajadores bananeros
- Protestas de maestros de escuelas públicas
- Rechazo a la reforma del Seguro Social
- Oposición al acuerdo con Estados Unidos sobre el Canal de Panamá
Posiciones enfrentadas
El presidente Mulino mantiene una postura firme, negándose a dialogar con el Suntracs, al que califica de «mafia». «Yo no investigo a nadie ni mando arrestar a nadie», declaró el mandatario, insistiendo en que las detenciones fueron ordenadas por la fiscalía.
Sin embargo, manifestantes como la maestra Damaris Frutos, de 59 años, sostienen que existe una estrategia gubernamental: «Intimidan a nuestros dirigentes con tal de debilitar los gremios».
Perspectivas y preocupaciones
La situación actual genera preocupación por:
- La escalada de tensiones sociales
- La posible criminalización de la protesta social
- El impacto en las relaciones laborales del país
- La estabilidad política de Panamá
El conflicto, que ya cumple casi un mes, parece lejos de encontrar una solución negociada, mientras la sociedad panameña observa con inquietud el desarrollo de los acontecimientos y el futuro de las libertades sindicales en el país.